La Verdad, un imperativo ético que no todos pueden asumir

Ante el recurso presentado por el Gobierno Español a la Ley 12/2016  “de reconocimiento y reparación de  víctimas de vulneraciones de derechos humanos en el contexto de la  violencia de motivación política en la Comunidad Autónoma del País Vasco entre 1978 y 1999” Egiari Zor quiere compartir ciertas reflexiones mediante este escrito

A tres días del acuerdo entre Gobierno Vasco y Central, conocimos la decisión del ejecutivo español de recurrir la Ley vasca de Reconocimiento y Reparación de Víctimas de Vulneraciones de DDHH en el contexto de la violencia de motivación política en el País Vasco. Decisión que formalizó a penas unos días después.

Parece obvio que la bilateralidad con el estado no es posible, que hay asuntos en los que el Gobierno Español simplemente NO va a permitir que se den pasos; una vez más ha quedado claro que con su actitud censora persiste en su intento por negar a unas víctimas cuya existencia echa por tierra el relato único que nos quieren imponer. Con este recurso muestra una intención clara de no permitir además que ninguna otra institución reconozca a ninguna víctima de la violencia política que venga a desmontar el relato oficial que pretenden imponernos.

Efectivamente la decisión de recurrir la Ley ante el Tribunal Constitucional (hay recordar que también recurrió el Decreto 107/2012 y la Ley navarra de víctimas) es un nuevo intento por reforzar ese discurso monolítico y sesgado de que las únicas víctimas que existen son las causadas por ETA. Es intentar dar un nuevo impulso a ese relato que niega la existencia de víctimas producidas por el estado y sus aparatos en el marco del conflicto. Demuestra una vez más la falta de voluntad de reconocer a las víctimas que ha producido. Negarnos es la mejor forma que tiene de negar la existencia del propio conflicto.

Debería entender, que la Ley se redacta y aprueba ante la necesidad de dotar de derechos a unas personas que sufrieron vulneraciones de los DDHH, unas víctimas que existen mucho antes que la propia Ley, y cuya existencia previa ha motivado la propia norma jurídica, NO AL REVÉS. Por tanto debería entender que por mucho que ataquen las leyes que demanda la sociedad vasca las víctimas de su violencia seguirán existiendo.

Y esta es una cuestión muy grave que no atañe sólo a las víctimas a las que afecta el recurso contra la Ley si no al poder de decisión de un parlamento, y a la falta de respeto hacia la voluntad de una sociedad al completo; Parlamento y sociedad vasca que han dejado bien clara su posición: RECONOCIMIENTO y REPARACIÓN PARA TODAS LAS VICTIMAS, también para las producidas por el Estado, sus fuerzas de seguridad, y elementos para-policiales y extrema derecha que actuaban al amparo del mismo;

Según se nos explicó se sacrificaron mejoras en la Ley para dotarla de una mayor seguridad Jurídica, una Ley que si bien no era todo lo buena que hubiésemos deseado, si era un pasito más hacia la verdad de lo ocurrido y una contribución más a la convivencia. Y ahora viene el Gobierno Español a justificar su recurso aduciendo precisamente que se dota a la Comisión de Valoración de competencias que sólo corresponden a jueces y tribunales. Esta es una falacia.

Sabemos que la Ley actúa en un ámbito administrativo sobre víctimas de crímenes ya prescritos, NO actúa en ningún caso desde un aspecto punitivo sobre los responsables de los crímenes que sufrieron las víctimas. Sabemos que viene a dar reconocimiento a la víctima, no a juzgar ni mucho menos condenar a su victimario.

Más resulta paradójico a la vez que insultante, invocar ahora competencias de tribunales y jueces de los que nunca supimos, ni en el momento de cometerse el crimen ni antes ni después de su prescripción. Porque no hará falta recordar que la Justicia nunca tocó a nuestra puerta, que la omisión de la Justicia a la que invocan es la responsable de la impunidad de los asesinatos y violaciones graves de los DDHH perpetradas contra muchas personas en este país.

Reconocer y reparar a las víctimas es un paso absolutamente necesario para la convivencia en términos democráticos, reconocer y reparar a todas las víctimas de la violencia política es contribuir a completar la radiografía de la tragedia vivida. Significa también conocer lo ocurrido para que no vuelva a suceder.

Y nosotras, lo tenemos claro: a pesar de recursos y de intentos vanos por ocultar una verdad incuestionable, vamos a continuar recogiendo testimonios, ofreciendo nuestro trabajo a esas víctimas incómodas para el relato oficial , hasta completar el mapa de vulneraciones de los DDHH y otros sufrimientos derivados del conflicto político, que será la base sobre la que deberá pivotar el relato de lo ocurrido.

Por ello, hacemos un llamamiento a quienes sufrieron tortura, a quienes fueron heridos de gravedad y a familiares de personas cuya vida fue arrebatada por la violencia ejercida desde los aparatos del Estado, a ponerse en contacto con la Fundación Egiari Zor.