Eran evitables. Es imprescindible considerar y reconocer oficialmente las muertes causadas por el sistema penitenciario de excepción

El día 22 de mayo en el parque Txaltxa Zelai de Eibar, organizaremos un acto con motivo de la muerte en 1987 del preso Josu Retolaza.

En el mismo reivindicaremos la necesidad de reconocer y tomar en consideración las violencias, directas e indirectas, sufridas por las personas presas y sus familiares.

En el contexto del conflicto político de Euskal Herria se han producido miles de vulneraciones de derechos humanos, cientos de muertes. A todas ellas debemos verdad, reconocimiento, justicia y reparación.

En cuanto a las muertes causadas por el sistema penitenciario de excepción, en las últimas 6 décadas han perdido la vida 38 presos políticos vascos y 16 familiares/amigos. Además, otras dos personas se quitaron la vida para evitar el ingreso en prisión.

Todas estas muertes tienen algo en común: en todas ellas la aplicación de medidas políticas excepcionales ha sido determinante: negación de la atención sanitaria debida, dificultades para recibir tratamientos adecuados, dilaciones indebidas para hospitalizaciones o intervenciones, aplicación tardía y arbitraria de protocolos frente a enfermedades incurables, duras condiciones de vida, regímenes cerrados, aislamiento prolongado, dispersión...

El propio sistema penitenciario impide que quienes deben garantizar el derecho a la salud de los presos asuman las responsabilidades derivadas de estas muertes y que estas sean depuradas.

La Fundación Egiari zor considera necesario reconocer las vulneraciones de derechos humanos que de manera directa o indirecta han sufrido las personas presas y sus familiares. Es necesario sacar a la luz la verdad oculta tras las vulneraciones provocadas por la política penitenciaria de excepción.

Por todo ello, es imprescindible que desaparezcan de una vez las expresiones de violencia institucional que aún permanecen vigentes, como la política penitenciaria de excepción.

Para construir la convivencia democrática es necesario el pleno respeto a todos los derechos de todas las personas.