Memoria del pasado, garantia para el presente

Hoy día 14 de noviembre se ha celebrado el Día de la Memoria en la Comunidad Autónoma Vasca, retrasado a esta fecha por coincidir el 10 de noviembre con la cita electoral.

Desde Egiari Zor Fundazioa, consideramos necesario no olvidar la tragedia derivada de la confrontacion armada vivida en el contexto del conflicto político. Debemos conocer todo lo ocurrido para poder garantizar que en el futuro nada de esto vuelva a repetirse. Todas y cada una de las vulneraciones de derechos humanos, así como todos los sufrimientos generados en este contexto, deben ser censados, reconocidos, reparados y recogidos también en las políticas de memoria institucionales.

Porque la memoria es el mejor mecanismo para la no repetición.

Por ello, la memoria nunca debiera ser un instrumento al servicio de ningún otro interés: todas las víctimas, todos los sufrimientos, han de tener su espacio, con idéntico tratamiento, con la misma visibilidad y en igualdad, sin categorizaciones en función del signo de violencia responsable del dolor generado.

La memoria es una cuestión que atañe al pasado, a lo que ya ocurrió. Pero hoy, Egiari Zor Fundazioa, quiere apelar también al presente. Porque hoy en Euskal Herria continua existiendo una realidad cruel, que sigue generando sufrimiento y que cada fin de semana coloca a cientos de ciudadanas y ciudadanos de este pueblo en peligro: la excepcional política de alejamiento y dispersión.

La realidad es que nada va a devolvernos lo que ya hemos perdido. Pero podemos evitar perder más vidas.

Por ello hoy queremos expresar desde el conocimiento de lo que supone una vida arrebatada:

  1. Que se acabe de una vez por todas con el alejamiento que se ha cobrado ya 16 vidas.
  2. Que el 10 de noviembre del año próximo pueda ser conmemorado sin que nadie más se vea avocado a poner su vida en riesgo; y sin hacer ninguna discriminación entre las personas que han sufrido vulneraciones de derechos humanos en el contexto del conflicto político, tanto de forma directa como indirecta.

La memoria de lo ocurrido en el pasado nos interpela directamente como garante de la no repetición, y nos obliga a blindar el presente y el futuro, para que nadie más, nunca, sufra lo que otras y otros hemos sufrido.