Pronto se cumplirán 60 años de la muerte del donostiarra Vicente Lertxundi Mayoz a consecuencia de las violentas torturas sufridas mientras estaba preso en la cárcel de Martutene. La Fundación Egiari zor celebrará un acto en Txomin-Enea el 26 de diciembre, a las 11.00, para reivindicar que es hora de sacar a la luz la verdad y de reconocer oficialmente a las víctimas que la violencia del Estado ha causado en Euskal Herria.
Aunque la versión oficial difundida en la época dio a entender que Vicente había sido puesto en libertad tras ser atendido en la enfermería de la cárcel, los familiares comprobaron que había sufrido fuertes golpes por parte de los funcionarios. Murió el 27 de diciembre de 1962 en la Residencia, entre lamentos de “me han matado, me han matado”.
La tortura ha sido una perversa herencia del franquismo que la ciudadanía de Euskal Herria ha sufrido independientemente del color del gobierno del Estado, durante la dictadura, la transición y la democracia.
Se han confirmado ya por lo menos 5657 casos de tortura que han tenido lugar a lo largo de 70 años.
La tortura ha sido una practica sistemática en los centros de detención, que ha sido posible gracias al soporte de una estructura bien diseñada.
La denuncia pública de lo que estaba sucediendo, las evidentes marcas y heridas en los cuerpos, el aniquilamiento psicológico de las víctimas y su entorno, no han sido prueba suficiente para quienes restaban credibilidad a esta brutalidad y no hicieron nada por detenerla.
Ni siquiera la muerte de personas mientras eran torturadas, o como consecuencia de las graves lesiones provocadas por esta, supuso un punto de inflexión. En concreto, son 14 las personas que perdieron la vida así, entre ellas, Vicente Lertxundi. La Fundación Egiari zor celebrará un acto en Txomin-Enea el 26 de diciembre, a las 11.00, para reivindicar que es hora de sacar a la luz la verdad y de reconocer oficialmente a las víctimas que la violencia del Estado ha causado en Euskal Herria.